—Liam ha cambiado el
nombre de su esposa por el de Ashley y tú puedes hacer lo mismo, ¿no?
— ¿Para qué? Ashley ya
tiene su billete.
—No estoy hablando de Ashley.
Estoy hablando de mí.
Capítulo 4
Demi?—repitió Joe.
—Parece que hay un
billete de avión para las Seychelles, ¿no? Puede que a ti no te apetezca pasar
una semana en una isla tropical, pero yo hace siglos que no tengo vacaciones.
No podía soportar que el
pobre Joe tuviera que estar solo esa semana. No le pasaría nada, por supuesto, Joe
podía con todo, pero aun así, tener que ver a Ashley con el tal Liam...
— ¿Lo dices en serio?
—La verdad, pasar una
semana de vacaciones con los gastos pagados suena de cine.
— ¿Podrías soportarlo?
—Por supuesto. Además,
te estaría echando una mano. ¿Quién va a saber que yo no soy tu prometida?
—Ashley y Liam.
—Después de lo que te
han hecho, supongo que tendrán la boca cerrada. Yo no tengo los contactos de Ashley,
pero puedo hablar con todo el mundo igual que ella. Probablemente, mejor
—insistió Demi.
—Eso desde luego, tú
puedes hablar con toda Inglaterra.
—Pues eso. Sería una
forma de quedar bien... y así no estarías solo. Además, ya sabes que muchas
veces la gente cree que somos pareja.
—Pero tendríamos que
compartir habitación —objetó Joe.
—No sería la primera
vez.
—Entonces éramos
estudiantes. Ya no es lo mismo, Demi.
No, no era lo mismo.
Entonces sólo era un compañero de facultad. Antes de convertirse en alguien tan
necesario para ella como el aire.
—Tienes razón, no es lo
mismo. Pero no será fácil para ti estar con Ashley y Liam... que, por cierto,
vaya nombre más idiota. Seguro que se llama Bryan y para hacerse el
interesante... en fin, bueno, ¿qué estaba diciendo?
Joe soltó una carcajada.
—Ahora no podré mirar a Liam
sin reírme.
—Bueno, el caso es que
es una buena idea ir contigo —insistió Demi—. Necesitas ir con una amiga, ¿no
crees?
—Supongo que eso depende
de la amiga —sonrió él—. Pero sí, la verdad es que no estaría mal un poco de
apoyo.
—Pues eso digo yo. Y si
tengo que hacerme pasar por tu prometida, no me importa. Y no me importa en
absoluto compartir habitación.
— ¿Y si tenemos que
compartir cama?
Demi tragó saliva.
—Los dos sabemos cómo
están las cosas. Yo sé que estás enamorado de Ashley y tú sabes que yo estoy
enamorada de Will. No creo que haya malentendidos. Piénsatelo mientras te sirvo
otra copa.
Joe ya había tomado dos
whiskies. Quizá por eso la idea empezaba a parecerle perfecta. ¿Qué había de
malo en que dos amigos compartieran cama? Especialmente cuando ella había
dejado claro que estaba enamorada de Will. No podía haber malentendidos.
Y en cuanto a él,
naturalmente estaba dolido por lo de Ashley. Ningún hombre decente estaría
allí, apenas unas horas después de romper un compromiso, preguntándose cómo
sería compartir cama con otra mujer.
No estaría pensando en
la suavidad de su piel, en la fragancia de su pelo o en su boca cuando
sonreía...
No estaría pensando que
dormir con ella no iba a ser tan fácil.
Descubrir que uno no es
el hombre decente que cree ser era lo único que le faltaba aquel día, pensó Joe,
resignado.
No se merecía el cariño
de Demi. Sabía que se había ofrecido a ir con él a las Seychelles por
compasión, pero lo cierto era que le iría bien unas vacaciones. Después de su
ruptura con Will y debido a su caótica situación financiera, seguramente no
podría pagar unas vacaciones.
No le importaba hacerle
creer que necesitaba su apoyo después de la ruptura con Ashley y, además, sería
estupendo ir con ella. Le caería bien a todo el mundo, excepto a Ashley y Liam,
y su presencia haría que todo fuera meaos incómodo.
Sí, había muchas razones
para llevarse a Demi con él de vacaciones, pero la verdad era que quería estar
con ella. Sería divertida, sería una amiga.
— ¿Te lo has pensado?
—preguntó Demi, ofreciéndole otro whisky.
—Sí.
— ¿Y?
—Creo que es buena idea.
Así sería todo más fácil para Ashley.
—Claro, claro, que la
pobre Ashley no sufra —replicó Demi.
— ¿Te estás poniendo
sarcástica?
— ¡Es uno de los
servicios de mi empresa! —rió ella—. Por favor, Joe, acaba de dejarte... No te
preocupes tanto por Ashley, preocúpate de ti mismo. Y podrías enfadarte un
poco, ¿no? Sería lo más natural.
—Tú no estás enfadada
con Will, ¿verdad? Sin embargo, sé que te rompió el corazón.
Demi abrió la boca, pero
decidió no tocar el tema.
—No esperarás que sea
amable con Ashley, ¿no? Yo no soy tan tolerante como tú.
—No va a ser fácil para
ninguno de los dos, pero debemos centrarnos en el contrato de C.B.C. Tenemos
que enseñar a esos ejecutivos a trabajar en equipo y no les haría ninguna
gracia que Ashley y yo estuviéramos discutiendo.
—Ah, ya, claro. Seré
buena —sonrió Demi.
Joe sonrió también,
mientras estiraba las piernas. Para ser un hombre al que acababan de romper el
corazón se sentía sorprendentemente feliz. Le gustaba estar de nuevo con Demi;
con Ashley no era lo mismo.
— ¿Cuándo nos vamos?
—preguntó ella.
—El lunes a las doce
tenemos que estar en el aeropuerto. Vendré a buscarte para ir juntos a
Heathrow.
—Porque crees que si voy
sola llegaré tarde.
—Si vas sola llegarás
cinco minutos después de que haya despegado el avión —rió Joe—. Además, como se
supone que estamos prometidos lo mejor será hacer las cosas bien. Y, por una
vez, espero que estés lista a tu hora.
Demi le sacó la lengua.
Ella nunca había perdido un avión. Cierto, estuvo a punto varias veces, pero la
verdad era que los aviones nunca despegaban a su hora.
—Y supongo que vendrás a
buscarme al amanecer.
Entonces empezó a pensar
en qué ropa iba a llevarse... quizá debería ir de compras, se dijo. Joe no lo
entendería, pero para enfrentarse con Ashley necesitaba un buen vestuario.
— ¿Y tu trabajo? ¿Te
darán una semana de vacaciones sin problema?
¿Por qué se preocupaba
de su trabajo? Había cosas más importantes en qué pensar.
—A mi jefa no le hará
mucha gracia, pero me debe un mes de vacaciones. Afortunadamente, Louise es una
romántica. Si se pone pesada le diré que voy a casarme y que te has empeñado en
llevarme a las Seychelles para celebrarlo.
Joe no parecía muy
convencido.
—No le digas que nos
conocemos desde hace catorce años.
—Louise lo sabe, pero
puedo decirle que todo ha cambiado de repente. Que, de pronto, hemos
descubierto que queremos ser algo más que amigos.
— ¿Y se lo creería?
—Esas cosas pasan, ¿no?
El amor aparece cuando menos lo esperas.
—Si lo dices así, suena
hasta convincente.
Los dos se quedaron en
silencio. El corazón de Demi latía a toda velocidad. «No le mires», se decía.
Pero era como si una fuerza invisible la obligase a mirarlo.
—Mientras pueda convencer
a Louise... Es lo más importante —dijo por fin.
—Sí, claro. Lo más
importante.
Silencio de nuevo. Ojala
pudiera decir algo, pero se le había quedado la mente en blanco. Sólo podía
pensar en lo cerca que estaba Joe y en lo fácil que sería tocarlo.
Al final, fue él quien
habló primero. Después de aclararse la garganta, preguntó:
— ¿Seguro que quieres
venir?
— ¿Quién diría que no a
una semana de vacaciones en las Seychelles?
—Cuando Ashley lo contó
a ti no te pareció tan buena idea.
—No tendré que bucear, ¿verdad?
—Si me quisieras, lo
harías —sonrió Joe—. Si quieres convencer a la gente de que eres mi prometida,
tendrás que hacer un esfuerzo.
Lo había dicho muy
serio, pero Demi descubrió un brillo burlón en sus ojos. Le estaba tomando el
pelo.
—Le diré a todo el mundo
que nuestra relación se basa en la atracción de los polos opuestos. Después de
un par de días tirada en la playa, te aseguro que podré ser amable con todo el
mundo... incluso con Ashley.
— ¿Que te vas dónde?
—exclamó Selena a la mañana siguiente, cuando Demi la llamó por teléfono—. ¿Con
quién?
Impaciente, Demi volvió
a explicarle la situación, como había hecho con Miley poco antes.
—A ver si lo entiendo. ¿Joe
y tú os habéis prometido sin consultarnos ni a mí ni a Miley?
—Sólo será una semana —suspiró
Demi—. Y no es un compromiso de verdad. Además, Taylor y tú hicisteis
exactamente lo mismo.
—Sí, y mira lo que pasó.
Debes tener cuidado. En esa situación, aparentar no será tan fácil.
—Lo sé —dijo Demi, para
quien el problema no sería fingir que estaba enamorada de Joe sino fingir que
no lo estaba.
—Será difícil para los
dos. A Joe no le hará ninguna gracia ver a Ashley con otro hombre. Ni siquiera
una persona tan tranquila como él puede pasar por ese trago sin que le afecte.
— ¿Qué estás intentando
decir, Selena?
—Que tengas cuidado. Sé
que Joe y tú sois muy amigos, pero os encontraréis en una situación muy íntima
y es fácil imaginar que... acabaréis buscando consuelo.
—Pensé que Miley y tú
queríais que acabásemos juntos —dijo Demi entonces, intentando bromear.
—Joe se merece algo más
que una novia que no sabe lo que quiere y tú mereces algo más que ser su novia
de rebote.
Demi seguía pensando en
aquella conversación cuando fue a comer con Joe unas horas más tarde. Selena
tenía razón, lo sabía, y tendría cuidado, pero cuando su jefa, a regañadientes,
aceptó que se tomara una semana libre estuvo a punto de dar saltos de alegría.
Se sentía como en los
viejos tiempos. Era sábado, iba a comer con Joe y los dos estaban relajados,
charlando y riendo como si la tensión de la noche anterior no hubiera existido.
Tanto que Demi debía recordarse a sí misma el asunto de Ashley. Pero Joe no la
había olvidado.
—He llamado a Ashley
esta mañana.
— ¿Y qué tal se lo ha
tomado?
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