miércoles, 12 de junio de 2013

(_¸.•'´ *Solo Amigos*`'•.¸_) Jemi Cap:1



Capítulo 1
AHÍ ESTÁ Demi —Ashley le dio un codazo y Joe se volvió para mirar a Demi y Miley, que acababan de entrar en la iglesia.
Siendo las mejores amigas de la novia, se habían vestido para matar. Miley estaba preciosa con un vestido amarillo, mientras Demi había elegido uno más romántico en color rosa... y una pamela espectacular, calculada, evidentemente, para que las demás invitadas pasaran desapercibidas.
Joe no sabía mucho de moda, pero hasta él se daba cuenta de que se había salido con la suya. La pamela de Ashley, que le hizo levantar una ceja, parecía pequeña en comparación. Típico de Demi, pensó, con afecto. Siempre hacía que la gente volviese la cabeza.
Miley los saludó con la mano antes de volverse para hablar con su marido, Nick, que era el padrino y esperaba en el altar con el novio.
Demi se acercó al banco donde estaba Joe con una expresión rara, como molesta. Era su mejor amiga, pero últimamente estaba un poco distante.
—Perdona que no te bese —murmuró, señalando la pamela—. Esto no está diseñado para el contacto íntimo.
—Sí, ya veo —sonrió él, inclinándose de todas formas para darle un beso en la mejilla. Pero sintió que se ponía tensa.
— ¿Pasa algo?
—No, nada —contestó Demi, sin mirarlo—. Ya sabes cómo son las bodas. Uno nunca llega a tiempo.
Ah, eso debía explicar su nerviosismo, se dijo Joe.
— ¿Cómo está Selena?
—Un poco nerviosa, pero bien. Llegará enseguida.
Al otro lado del banco, Ashley asomó la cabeza para hablar con Demi.
—Tú deberías ser la madrina. Al fin y al cabo, eres su mejor amiga.
—Miley también es muy amiga suya. Además, Selena no es muy alta y quedaría mal con una madrina que le sacara una cabeza.
—Sí, pero Miley está casada.
— ¿Y qué?
—Pues que estando tú soltera, lo lógico sería que fueras tú la madrina —insistió Ashley.
—Soy un poco vieja para eso —intentó sonreír Demi. Sin embargo, sentado entre las dos, Joe se dio cuenta de que había tensión entre ellas.
—No eres tan vieja. No puedes tener más de treinta y cinco.
Joe se aclaró la garganta. Ashley acababa de meterse en terreno peligroso. Demi era muy sensible sobre el tema de la edad. Efectivamente, cuando miró a su izquierda, vio que los ojos azules de su amiga se habían oscurecido.
—Pues no. Resulta que sólo tengo treinta y dos.
Y cuando miró a Joe lo que quería decir estaba claro: «Y no se te ocurra decir que estoy a punto de cumplir treinta y tres».
— ¿Ah, sí? —siguió Ashley, sin ningún tacto—. Como eras compañera de Joe en la universidad, pensé que tendríais la misma edad.
—No, él es un poco mayor que yo —replicó Demi, con los dientes apretados.
Joe decidió que era el momento de cambiar de tema.
—Entonces, ¿quién es la madrina, Miley?
—No, Miley es la dama de honor. La madrina es Alex, la hija de Taylor. Está emocionada, no podía parar de saltar mientras ayudábamos a Selena a vestirse. Además, es mejor que sea su hijastra. Si yo hubiera sido la madrina, no habría podido ponerme esta pamela.
—Y eso habría sido un crimen —sonrió Joe.
— ¿Qué te parece?
—Es... muy grande —contestó él diplomáticamente.
Demi soltó una risita y, por un momento, fue la Demi de siempre; su expresión vivida y los ojos azules llenos de alegría. Joe se dio cuenta entonces de cuánto la había echado de menos.
Eran muy buenos amigos, pero últimamente no parecía la misma. Algo pasaba, era como si hubiera perdido la alegría.
Quizá tenía problemas con Will, se dijo. Pero había visto a Demi pasar por más crisis románticas de las que quería recordar y eso nunca había afectado a su relación.
Quizá aquella vez sería diferente. Quizá Will era más importante para Demi que los demás.
Por alguna razón, esa idea no le gustaba en absoluto. Will no era suficientemente bueno para ella.
— ¿Dónde está Will? —preguntó, intentando disimular su desagrado—. Pensé que vendría a la boda.
Demi carraspeó.
— ¿Will? Está en Hong Kong.
— ¡Hong Kong! ¿Y qué hace allí?
—Tenía una reunión —contestó ella.
— ¿Una reunión? ¿Precisamente hoy?
—Pues no sé... una reunión de trabajo.
— ¿No podría haberla dejado para la semana que viene? ¿No sabía que Selena y Taylor se casaban hoy?
—Sí, pero era una reunión muy importante. Ha tenido que dejarlo todo para solucionar una pequeña crisis.
—Tú también eres importante —dijo Joe.
Qué típico de Will. Marcharse al otro lado del mundo, en lugar de estar con Demi cuando era más necesario.
No entendía por qué su amiga siempre salía con hombres como él. Por supuesto, Will era guapo y tenía un Porsche, pero a él no lo impresionaba. No era un hombre en el que se pudiera confiar.
—Pero es que la reunión era fundamental. No sé qué problema con el mercado de valores —dijo Demi.
—No creo que fuera una cosa de vida o muerte. Will no hace nada. Sólo se sienta detrás de un escritorio para jugar con el dinero de los demás. ¿Por qué era tan importante? —insistió Joe, irritado.
—Es su trabajo —contestó ella—. Y no juega con el dinero de los demás. Invierte millones de dólares y, si algo va mal, puede afectar a los mercados internacionales, a nuestros sueldos y a nuestro nivel de vida —añadió, desafiante.
Pero Joe no estaba dispuesto a creer que Will hacía una contribución interesante a la sociedad.
—Si la estabilidad económica del mundo dependiera de Will, yo estaría muerto de miedo. Además, a la economía mundial no le pasaría nada por haber dejado esa reunión para el lunes.
Demi lo miró entonces, irritada.
—Oye, ¿qué te pasa? Si yo entiendo que Will no haya podido venir y Selena y Taylor lo entienden también, ¿por qué no lo entiendes tú?
—Porque creo que debería haber estado aquí contigo —insistió él.
— ¡No necesito que vaya conmigo a todas partes! Estoy en la boda de una de mis mejores amigas, rodeada de gente que me conoce. ¿Para qué necesito a Will?
—Yo creo que a Joe le preocupa que te sientas sola —intervino Ashley—. Me contó que Miley, Selena y tú no os separabais nunca y ahora que las dos están casadas... en fin, que podrías sentirte un poco fuera de lugar.
Demi la fulminó con la mirada.
—Si intentas decir que estoy celosa, te equivocas. Me alegro muchísimo por Selena y por Miley. Las dos han encontrado al hombre perfecto, pero yo no me siento fuera de lugar porque también yo lo he encontrado. Will y yo somos muy felices y no necesito que esté conmigo a todas horas.
—Pues no pareces muy feliz —dijo Joe.
—A lo mejor es porque uno de mis mejores amigos y su novia están intentando que sienta pena de mí misma. ¿Eso te haría feliz?
Joe abrió la boca, pero antes de que pudiera replicar Miley lo interrumpió.
— ¡Aquí llega la novia! —exclamó, empujando a Demi con la cadera para hacerse un sitio en el banco.
En ese momento empezaron a tocar la Marcha Nupcial.
Demi se encontró apretujada contra Joe y, de un caderazo, lo lanzó contra Ashley, que acabó pegada a la pared.
No era un comportamiento muy digno para una boda, pero se sintió mejor. ¿Por qué tenía Ashley que meterse en su vida?
Sin embargo, un segundo después se olvidó del asunto.
Al ver a Selena entrando en la iglesia del brazo de su padre se le hizo un nudo en la garganta. El tópico de que la novia estaba radiante era la mejor forma de describirla. Selena parecía brillar y los ojos, que tenía clavados en el novio, estaban llenos de amor.
Y la expresión de Taylor casi la hizo llorar.
¿La miraría alguien así alguna vez? Intentaba imaginarse a sí misma en el lugar de Selena, pero no podía ver la cara del hombre que estaría esperándola.
Y no iba a ser Will, a pesar de lo que le había dicho a Joe y Ashley. Ashley, qué nombre tan tonto. Había algo en ella que le ponía de los nervios.
Sintiéndose culpable por pensar en eso cuando debería estar concentrándose en la boda, Demi volvió la mirada hacia el altar.
Selena le había dado su ramo de novia a Alex, que estaba preciosa con un vestidito blanco. Era una boda tradicional, en la iglesia del pueblo de Selena, y Demi se sintió extrañamente conmovida. Miley y ella no fueron las únicas que tuvieron que secarse las lágrimas varias veces durante la ceremonia.
—Esto es horrible —le dijo a Miley cuando terminó—. No había llorado tanto desde que vi La fuerza del cariño.
—Es que parecen tan felices... —sollozó su amiga.
— ¿Qué os pasa? —preguntó Joe—. Se supone que las bodas son ocasiones felices.
—Cosas de mujeres. Aparentemente, lloriquear así es una muestra de felicidad —dijo Nick, el marido de Miley—. Pero se les pasará en cuanto tomen un poco de champán.
Ashley no estaba llorando. Claro, ella no permitiría que se le corriera el rimel. Iba del brazo de Joe, monísima con un vestido de color aguamarina y una pamela muy elegante. Demi estaba orgullosa de su pamelón, pero al ver la de Ashley se sintió exagerada y ridícula.
Todo en Ashley la hacía sentir así. Mientras Ashley hablaba bajito, ella hablaba a voces. Ashley era elegante, ella llamativa. Ashley era montañera, ella una chica de ciudad. Ashley era perfecta para Joe y ella era sólo su amiga.
Demi se colocó en posición para las fotografías, organizadas por Nick. En una de ellas aparecían las antiguas compañeras de piso Caro, Miley, Selena y Demi, las tres primeras con sus maridos, claro.
Y luego la foto de Selena y Taylor con Miley, Nick, Joe, Ashley y ella.

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