Demi se colocó en
posición para las fotografías, organizadas por Nick. En una de ellas aparecían
las antiguas compañeras de piso Caro, Miley, Selena y Demi, las tres primeras
con sus maridos, claro.
Y luego la foto de Selena
y Taylor con Miley, Nick, Joe, Ashley y ella.
*~- *~-*~- *~- *~- *
Demi se dio cuenta de
que, en las fotos, era la única que no tenía pareja. Y le resultaba raro. Ella
siempre había sido la que tenía novio, mientras Miley y Selena lloriqueaban
porque era imposible ligar en Londres, de modo que esta situación le resultaba
irónica.
No pensaba darle a Ashley
la satisfacción de decirlo en voz alta, sino todo lo contrario. Sonrió, bromeó
y habló con todo el mundo hasta que se dirigieron a la carpa que habían montado
en el jardín de la casa de los padres de Selena.
Pensaba que lo estaba
haciendo bien, pero a Joe no lo engañó. Seguramente la conocía demasiado bien,
se dijo. Y no quería contarle que estaba triste porque entonces le preguntaría
por qué... y no sabía por qué.
Aunque eso no era cierto
del todo. Sí lo sabía.
Tenía que ver con Ashley.
Tenía que ver con que Joe ya no era el estudiante larguirucho al que conocía
desde tanto tiempo atrás. Para Demi, era como ver a un extraño. No había nada
extraordinario en Joe. Tenía un rostro normal, los ojos azules grisáceos, el
pelo castaño...
Pero hasta entonces no
se dio cuenta de que en aquellos catorce años había adquirido una presencia
sólida, madura, y un aire de competencia que resultaba impresionante. Nunca se
había fijado en su boca o en sus manos. Nunca se fijó en que tenía un cuerpazo.
No era excepcionalmente alto, pero sí fibroso y se movía con gracia.
Y ahora que lo había
notado, no podía dejar de mirarlo.
Eso la hacía sentir
incómoda. Era Joe. Su mejor amigo, al que contaba todos sus disgustos, sus
penas y sus alegrías. Había llorado en su hombro más veces de las que quería
recordar. Joe la había visto sin maquillaje, en pijama, con resaca... Estar con
él era como estar con Miley o Selena, tan cómodo como ir en zapatillas.
Pero, de repente, no se
sentía cómoda con él y no entendía por qué.
En ese momento, Joe se
dirigió hacia ella y Demi tomó un sorbo de champán para calmar los nervios. El
mismo Joe de siempre. Era una tontería pensar que algo había cambiado entre
ellos.
— ¿Estás bien?
—Sí, claro. ¿Por qué?
—Porque pareces un poco
tensa. No sé... ¿Will y tú tenéis problemas?
Demi dejó escapar un
suspiro.
— ¿Por qué te empeñas en
que mi relación con Will sea un desastre? —le espetó, irritada—. Will es
estupendo. Es increíblemente atractivo, generoso, inteligente, tiene éxito en
la vida...
Era, pensó, angustiada.
Cuando conoció a Will se volvió loca por él. ¿Por qué ya no podía sentir lo
mismo?
—Ya, claro.
—Es que lo echo de
menos. Y la casa está muy vacía sin Selena.
—Ya me imagino. ¿Vas a
quedarte allí?
—Supongo. El alquiler es
muy bajo. Miley no necesita el dinero... una de las ventajas de tener un marido
rico, claro. Así que puedo pagar el alquiler yo sólita.
—Pues si Will es tan
perfecto como dices, no sé por qué no te vas a vivir con él. ¿Es que no quiere
comprometerse? —preguntó Joe, sarcástico.
— ¡Y eso lo dices tú!
Tú, que nunca te has comprometido con nadie.
—Estoy esperando a la
mujer perfecta —contestó él.
—De eso nada. Lo que
pasa es que te da miedo.
— ¿Cómo puedes decir
eso, Demi?
—Sí, sí, ya sé que
viajas en convoyes por zonas de guerra, que rescatas gente de la montaña y todo
eso.
Antes de abrir su propia
empresa, Joe se dedicaba a dar apoyo logístico a las expediciones de
organizaciones no gubernamentales y a otras como Cruz Roja Internacional. La
mayoría tenían como objetivo ayudar en zonas en las que había ocurrido una
catástrofe, pero también organizaban expediciones para personas que, sencillamente,
querían vivir una aventura.
Demi no entendía por qué
alguien pagara dinero para estar muerto de frío y de miedo durante un mes, pero
el negocio de Joe iba viento en popa.
—Sé que has estado en
muchas zonas de peligro, pero eso son riesgos físicos. ¿Te has arriesgado
alguna vez de otra forma?
—Abrir mi empresa fue un
riesgo —replicó Joe.
—Un riesgo económico,
sí. Pero yo hablo de riesgos emocionales.
—Todos los riesgos son
iguales. Tienes que mirar la situación de forma lógica, no emocional, y
comprobar hasta dónde puedes llegar.
Cuando se ponía así de
lógico, Demi se preguntaba cómo podían ser amigos.
—Y en cuanto a las
relaciones sentimentales, nunca me ha parecido que mereciese la pena el riesgo
—seguía diciendo él—. Pero no es una cuestión de tener miedo.
— ¿Ah, no?
—No todos somos como tú,
Demi. No todo el mundo invierte su vida en una relación cinco minutos después
de conocer a alguien. La experiencia debería haberte enseñado a ser más cauta,
pero no. Apenas has salido de una relación desastrosa cuando ya te has
embarcado en otra.
—Eso es mejor que no
profundizar en ninguna relación y preguntarte siempre si has perdido la
oportunidad de tu vida —replicó ella.
— ¿Y eso es lo que
tienes con Will?
Demi levantó la
barbilla, desafiante.
—Pues sí.
—Entonces, ¿por qué no
vivís juntos?
—Porque nos va muy bien
así. Todo el mundo necesita tener su propio espacio.
Joe no se molestó en
esconder su incredulidad.
— ¿Tú? Pero si eres la
persona más sociable que conozco. No creo que tú necesites tu propio espacio.
—A lo mejor no me
conoces tan bien como crees —replicó ella, irritada—. De hecho, estoy deseando
vivir sola. Llevo acostumbrándome desde que Selena conoció a Taylor, así que
ahora no me siento tan rara. Y aunque acabe compartiendo la casa con otra
persona, no será lo mismo. ¿Dónde voy a encontrar a alguien con quien me lleve
tan bien como con Miley y Selena?
— ¿Qué tal Ashley?
—preguntó Joe.
Demi lo miró,
sorprendida. ¿Ashley?
— ¿Y eso?
—Está buscando piso y
seguro que os llevaríais bien. Yo diría que es perfecta para ti.
¿En qué planeta vivía
aquel hombre? Demi lo miró, incrédula. ¿Creía que Ashley y ella podían llevarse
bien? Evidentemente, Joe no la conocía tan bien como había creído.
—No creo que tengamos
mucho en común.
Él pareció sorprendido.
— ¿No? Pues yo creo que
os parecéis mucho. Ashley se dedica al marketing y tú a las Relaciones
Públicas. No son trabajos tan diferentes, ¿no? Y también a ella le gustan las
relaciones sociales.
—Creí que se pasaba el
día escalando montañas y bajando ríos en canoa —replicó Demi, irónica.
—Le gusta el aire libre,
pero también es una chica de ciudad, como tú.
Ya, seguro. Así que Ashley
era perfecta. Podía abrirse paso a través de una jungla y, además, llevar los
labios perfilados. Demi tomó otro sorbo de champán.
—Aunque no es una
princesa como tú —siguió Joe, con menos tacto del habitual en él—. No necesita
un secador cuando va de camping.
Ella hizo una mueca. Un
par de años antes habían ido de camping a Yorkshire y se quedó helado al
descubrir que llevaba un secador a pilas. Nunca lo olvidó. Demi estaba segura
de que se lo había contado a Ashley y que ésta se habría reído a carcajadas.
—No creo que mi casa sea
muy conveniente para Ashley. Está lejos de tu oficina.
—Ashley ha estado de
excursión en el Sahara. No creo que tomar el metro sea un problema para ella.
—Sí, bueno, hablaré con Miley
—murmure Demi, sin ningún entusiasmo—. Es su casa, así que es ella quien debe
decidir.
—Estupendo —sonrió Joe—.
Seguro que a Miley no le importará.
— ¿Dónde está Ashley,
por cierto? Tenía que encontrar a Miley antes de que Joe lo hiciera porque no
estaba dispuesta s compartir casa con su novia. Él miró alrededor.
—Ahí, hablando con la
hermana de Taylor. Como si los hubiera oído, Ashley se volvió y le hizo señas a
Joe para que se acercara. A pesar de que quería librarse de él, Demi se quedó
atónita al ver que obedecía. Podría tener un poquito más de orgullo, ¿no?
De todas formas, era su
oportunidad para hablar con Miley.
—Así que dile que no,
¿eh? —le suplicó, después de contarle la historia.
—Pero es que... Ashley
parece una chica encantadora y no sé qué excusa voy a poner.
—No me cae bien —dijo Demi.
— ¿Por qué?
—No lo sé. Demasiado
encantadora, diría yo. Y no creo que sea mujer para Joe.
Miley la miró,
sorprendida.
— ¿Seguro que no estás
celosa?
— ¿Celosa? ¿Celosa yo?
¡No seas ridícula! Yo nunca he estado celosa de Joe. Siempre me he llevado muy
bien con sus novias.
—Porque ninguna de ellas
se parecía a ti.
— ¡Ashley no se parece a
mí!
—Sí se parece. Y seguro
que es por eso por lo que no te cae bien.
Demi se volvió para
buscar a Ashley con la mirada. La muy pesada no podía quitarle a Joe las manos
de encima. Y, conociéndolo, seguro que no le hacía ninguna gracia.
Por otro lado, tampoco
estaba apartándose.
—Yo no me parezco a Ashley.
¡Para empezar, ella es pelirroja!
—Bueno, cámbiale el
color del pelo y el de los ojos ¿y qué tienes? Es muy guapa, tiene unas piernas
larguísimas y es la única novia sofisticada que Joe ha tenido en su vida
—sonrió Miley—. Admítelo, Demi, es un clon tuyo.
Demi no estaba dispuesta
a admitir nada.
—Además de ser
completamente diferentes y tener personalidades opuestas, yo diría que lo único
que tengo en común con Ashley es que las dos somos mujeres.
Miley se encogió de
hombros.
—Lo que tú digas.
—Además, Joe y yo sólo
somos amigos. ¿Por qué iba a estar celosa?
— ¿Nunca lo has
encontrado atractivo?
—No es mi tipo.
— ¿Y crees que tú eres
su tipo?
Demi se encontró a sí
misma preguntándose aquello por primera vez.
—Nunca me lo ha dicho.
Además, él siempre ha salido con chicas que no se pintan y que se pasan el día
al aire libre.
—Eso no importa.
—Claro que importa. Joe
y yo somos muy buenos amigos y nunca hemos querido estropearlo acostándonos
juntos. Además, antes no me parecía atractivo. Era demasiado delgado y tan estudioso...
Miley miró hacia el otro
lado del jardín.
—Ha cambiado.
—Sí —murmuró Demi.
Joe, tan seguro, tan
sólido, le parecía casi un extraño. En ese momento estaba hablando con alguien
y cuando lo vio soltar una carcajada se le encogió el estómago. Tenía la
sensación de estar cayendo al vacío y era tan intensa que tuvo que cerrar los
ojos.
—Sí, ha cambiado mucho.
Asustada, Demi tomó un
sorbo de champán. Entonces se dio cuenta de que Miley la estaba observando.
— ¿Qué?
—No he dicho nada.
Eso era lo peor de tener
amigos que te conocen demasiado bien. No tienen que decirte nada porque saben
lo que estás pensando.
—No estoy celosa, ¿de
acuerdo?
—De acuerdo. Entonces,
¿cuál es el problema?
— ¿Quién ha dicho que
hay un problema?
Miley dejó escapar un
suspiro.
—Por favor, Demi, es
evidente. ¿Es por Will?
—No... sí, bueno...
— ¿Qué ha pasado?
—Nada —suspiró ella—.
Ese es el problema, que no pasa nada. Es que últimamente me siento... inquieta.
No hemos discutido ni nada, pero... fue Will quien sugirió que nos diésemos un
tiempo y creo que es lo que nos hace falta. Pero es estupendo, de verdad.
—Parece buena persona
—dijo Miley.
—Y es guapísimo,
inteligente, solvente, no está mal de la cabeza... ¿qué más se puede pedir? Si
le hubiera dicho que viniera a la boda, habría venido —suspiró Demi— La verdad,
estoy loca por dejarlo irse a Hong Kong. ¿Qué me pasa?
—No te pasa nada. Will
no es el hombre de tu vida, nada más —sonrió Miley.
—Pero si alguien como
Will no es el hombre de mi vida, ¿quién lo es?
—No lo sé —contestó su amiga—.
Pero lo sabrás cuando lo encuentres.
ohhhhhhhhhhhh demi celosa de ashley y todavía no se ha dado cuenta de esta enamorada de joe me encanto síguela pronto saludos
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